En estado de búsqueda
Foto: Pablo Aguirre |
Quizá por el porfiado intento de inscribir los textos en una
corriente determinada, a medida que leía “Muda” sentía que el libro
podría incluirse de alguna forma en la llamada poesía de pensamiento, ligándose así a una tradición en la que
aparecen Joaquín Giannuzzi, Alfredo Veiravé, Alberto Girri, Roberto
Juarroz, Raúl Gustavo Aguirre y Jorge Aulicino entre otros. En algunas
partes de su anterior poemario “Libro de las certezas”, Severin trazó
lineamientos de esta tendencia. Incluir
“Muda” en la corriente de la llamada poesía de pensamiento probablemente se deba a “esa conciencia
enfrentada al mundo” o a esa suerte de experiencia moral que los poemas
expresan, al menos tangencialmente, o por
el hecho de que sean encaradas ciertas "condiciones de la
época" no del modo directo giannuzziano pero sí dejándolo traslucir
al permitir que circunstancias de una actualidad
punzante vulneren a ese “yo”
enunciativo. Patricia Severin se trepa a
su propia voz y escala y desciende caminos que la hacen encontrar y perder lo
que persigue intermitentemente. La búsqueda parece ser el motor en este
conjunto de poemas marcados por el relativo grado de síntesis
expresada en la brevedad de los títulos
de los poemas y por una mirada comprometida sobre sí misma y sobre el mundo. El
acto de mirar adquiere relevancia. Es una mirada a veces cargada de
desconfianza, a veces lapidaria, cruzada por un impulso casi voraz de acceder a
alguna forma de comprensión. La voz no
se dispersa ni se aleja del foco. Ausculta, entiende que la exactitud en la
expresión es la clave para que no se desborde el vaso de la comprensión,
siguiendo este propósito encontramos en
determinados tramos de los poemas enumeraciones en estilo casi
telegráfico. Ceñirse, ajustarse, no
desmadrarse hacia los costados: Desde allí hay una propuesta estética, la
poesía busca el centro para desentrañar la voz del mundo con su aspereza, su
crueldad y su misterio.
El libro está
dividido en tres partes: Muda, Mudar, Mudanza. Como un dejo de declinación en
latín los nombres de estas partes o capítulos toman la raíz de una palabra y la
hacen declinar, así la palabra muta en sus terminaciones como va
mutando esa voz que habla en estos poemas. Se observan tres clases de
palabras diferentes: Muda: Adjetivo – Mudar: Verbo - Mudanza:
Sustantivo. El adjetivo cualifica y depende de un núcleo que en
algunas funciones es el sustantivo en lo que a gramática estrictamente se
refiere. El verbo funciona como núcleo
del predicado, es el eje de estas divisiones, se ubica en el centro de esta
tripartición, de modo que podríamos afirmar que
motoriza el cambio. El sustantivo es lo concreto y es núcleo de varias funciones gramaticales.
En este sentido el libro iría desde un parecer, desde una mirada cualificadora
(el adjetivo) que a través de la acción (el verbo) llega a la sustancia misma (el
sustantivo o lo sustantivo), a la
médula, a lo tangible. El verbo entonces
es un tamiz, un puente entre dos instancias, la vida palpable en su accionar
permanente. El camino de búsqueda quedó trazado: de la apariencia a la
sustancia. Lo que se produce en un plano del lenguaje se articula con la
significación de estos poemas. Por otra parte el número tres es la
representación simbólica de la expansión y del equilibrio, en la tripartición
de esta obra se representa la superación de la dualidad simbolizada por
el número dos y, por lo tanto, metáfora de la tensión, de la lucha. La tercera
parte es la instancia de trascendencia desde lo
interpretativo de ese nivel dual que contiene una tensión que el
número dos nunca resuelve. El número tres como
manifestación de lo que hace posible trascender el estadio de la lucha
dual que en caso de no aparecer puede conducir a la locura, se resignifica en “Muda” por lo claramente expuesta que está la exploración hacia un conocimiento. Pero es preciso
considerar además que el libro está
encerrado, quizá encapsulado en dos citas de Buda propiciando de esta
manera una lectura impregnada por una
tradición cultural-espiritual.
La voz que habla estos poemas se dirige hacia adentro pero vira y va de
pronto hacia el mundo para mostrar sus costuras y sus despliegues de miseria.
Este mirar es siempre reflexivo, especulativo. Se tiene la sensación de
hundirse en la frondosidad. Para pensar estas voces es necesario ir atravesando
distintas capas. Podría hasta decirse que hay cierto grado de inaccesibilidad
al sentido en algunos poemas. Con
respecto a esa probable dificultad la respuesta es sí y no. El sentido suele
difuminarse pero es posible llegar a él con una lectura que salga de los
niveles de la superficialidad. “Muda” y “Buda”: fonéticamente cercanos,
casi especulares abren otras posibles asociaciones que vinculan el ejercicio
poético con la filosofía. Aunque cabría preguntarse qué nos están diciendo
estos juegos de sonoridades miméticas: muda,
Buda, mudar, mudanza. Da la impresión de que las palabras pasan por el
tamiz de su propia transformación, de su especial transmutación, las palabras se deslizan desde un patrón que
hace posible el cambio de significante con su consabido cambio de significado,
como la vida misma que parte de un patrón y desde allí se ramifica o se
modifica hacia su natural senda. Se trata entonces de ir al encuentro del
conocimiento a través del lenguaje. Qué se dice aquí. Qué no se dice. La
significación de los poemas a veces obtura saludablemente el sentido. Como no
es de fácil acceso, allí parece estar la clave de la propuesta estética.
Desentrañar hondos significados sin una actitud simplista ante el lenguaje.
Poesía especulativa, argumentativa con un tono de cierta sobriedad en la
expresión. Poemas iluminados por una luz que a veces ciega y otras abre el
camino de la lucidez. Si nos atenemos a su estructura el libro en su armado nos está haciendo un guiño, ya que
al abrirse con la cita inicial de Buda sobre la vida y su accionar y los
resultados de esas acciones, sobre la construcción de la propia
existencia, señala desde su inicio un camino de reflexión. Y al
concluir con otra cita del mismo autor queda señalado un rumbo interpretativo. Sin embargo
los poemas fluyen y distintos sentidos se abren en una y otra lectura, porque el libro admite e invita a varias lecturas como de
algún modo lo expresa Laura Yasán en la contratapa.
“Muda” se presenta como una reflexión sobre
la propia existencia pero es también una mirada hacia el mundo, no exenta de
aspectos críticos. O tal vez, mejor aún:
un contrapunto entre la reflexión y búsqueda de sentido de la propia existencia
y del mundo como una totalidad que pide ser descifrada. Así entra en un poema
(Rock, pag. 16) la escena de Charly García tirándose a una piscina desde la
ventana de un hotel que nos remite a un suceso ocurrido en lo real, lo
referencial resulta inevitable, se deduce esto por el encuadre del poema, el
indicio del título y la mención del primer nombre del músico, episodio que puede funcionar como metáfora de
la caída, del descenso humano en otro plano y no en el meramente físico. El
mundo es también la ciudad, una ciudad post-industrial en la degradación de
recursos, sobrecargadas de restos, residuos, sobrantes, “podredumbre”, humo,
mugre (poemas pag. 18, pag. 31).
En esta primera instancia de búsqueda en la
propia existencia aparece un yo, una exploración del yo emocional, una
especie de “yo otro” al estilo de Rimbaud, un mirarse desde afuera como
constatamos en uno de los poemas el
yo aludido tiene nombre, el nombre de la autora: Patricia. En el
movimiento de mudar, de mutar la voz que poetiza gira y se ubica en un afuera
como un recurso más de búsqueda en la tentativa de alcanzar una comprensión. El
yo intenta definirse en medio de este decir y no decir, de este decirse,
nombrarse y abarcarse en su identidad en varios aspectos como puede leerse en
el poema de la pág. 26.
En el
poema final se expresa la imposibilidad de recordar y de decir: Lo que no se ha
dicho está cargado de sentido y lo que se ha dicho también. Las dos caras de
una misma moneda simbolizadas en dos citas que enmarcan un libro. Se ha puesto
en escena entonces el gran dilema de la poesía: el silencio y la palabra como
materia de indagación en primer plano.
Hacia el final del
libro nos encontramos con acotaciones y asteriscos indicadores de
otras filiaciones y marcas que nos remiten a diversas autorías. Textos sagrados de
tradición espiritual y textos poético-literarios. No olvidemos que este libro
está encerrado entre dos citas de Buda, lo que como ya dije instaura su contenido
en una sólida tradición. Con estas marcas el libro se encripta de otra
manera, aunque señale un afuera que indica
una filiación poética, señala
asimismo que tiene además una pertenencia a una forma
particular de ver el mundo, a una cosmovisión determinada, a una mirada
personal que está reforzada doblemente en el uso de las citas de apertura
y cierre del volumen. Patricia Severín en “Muda” con sus distintas capas
ha creado una espesura que le da carácter y nos remite a varias
significaciones y a ciertos lenguajes cifrados. Estamos frente a una especie de
superposiciones de sentido que le otorgan mayor connotación.
Todo el libro
tiene un cierto carácter de “manifiesto” (en algún poema hacia el final leemos
la palabra “testimonio”), manifiesto antes que nada de una interioridad,
por esa indagación constante y reflexiva, un libro que va desde el grito
en el primer poema hasta el olvido en el último y en entre esos dos extremos se
encuentra la poesía en estado de fluctuación, búsqueda, de transmutación
continua, en esta especie de apuesta
decisiva, en este balance sobre las propias cualidades personales y sobre la
mirada interior y la mirada hacia afuera. El movimiento de mudar y mutar
también se aplica a este ir y venir desde el adentro hacia afuera y viceversa.
(Poema pag 24). El saber y el no saber especialmente en la tercera parte en esa
persecución del conocimiento y el autoconocimiento se profundizan, sin
embargo lo que cierra por fin este
trayecto es la nostalgia por una palabra olvidada como si lo olvidado
contuviera las claves esenciales y sólo quedara la pérdida, el extravío:
corolario final y también, a la vez, como la puerta que se abre a nuevas e
infatigables indagaciones.
Selección de poemas:
diccionario
un pájaro no es un gato
y puede diferenciar muy bien
su cardenal en jaula
de la mirada en acecho desde el tapial
o contestar pereza con prontitud
/algunas cosas no tienen duda/
la dificultad reside en las sutilezas
cuando dice /por ejemplo/
: he amado hasta la asfixia
algo estalla cuando dice
: su corazón de ciénaga
algo acecha desde el tapial
no
no quiero que nadie vea
si deambulo por la casa
el zumbido de las moscas no me da respiro
desespero al no sabe qué escribiré mañana
las
palabras se hacen humo las invento las olvido
hay algo triste en mí
una especie de compasión barata
después brota en el atardecer
la
conmiseración (qué palabra tan larga
tan inútil)
ni siquiera un vestigio de congoja
nos secretea luz en la mirada
no puedo huir no tengo a otra
los
vándalos pasan por la calle sus
pisadas arrasan con el cuerpo
aniquilan lo que
no se ve
entonces robo ( eso sí) de buenos libros
las
palabras que jamás se me ocurren las
que no puedo decir
las que no
debo
∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞
Mudar
I
un milagro modesto
y aún podré llegar
aunque en el campo haya sequía
y
ya nadie crea en la señora
que subraya las cuentas en rojo
con su
lápiz labial
iré al mar cuando cese
de llorar
me dijeron/por allí no hay agua
muerta/
sólo un paraíso de humo y un aire
denso y liviano
cargado de poemas
en demolición subterránea está
mi corazón
y quizá no llegue a tiempo
II
crujidos de
huesos
fardos de cemento se disparan
hacia aquí
hacia aquí
donde el ganado se junta vitoreando
quién sabe a quién
dan ganas de subir ¿a dónde?
serpiente y serpentina son la
misma cosa
manchas mostazas oscurecen cualquier
vestigio
la
patria/escozor famélico vitoreando
alrededor de la plaza/
III
por fin
llegamos
íbamos a tientas en el polvo
nuestra voz/pausa de algodones/
alambres prensados con la lengua
llegamos
nos pusimos la ropa de todos los
días
el trigo fue humareda en las
banquinas
la tierra se salió de cauce
pero por fin llegamos
arañando
raíces con la lengua/abriendo surcos en el amanecer
el mar estaba quieto/allí/en donde quedan
los mares
IV
mi corazón se acomodó bajo la
tempestad
que no termina nunca de
pasar
∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞
enseñanzas
los ojos vendados la negrura
la
mano izquierda el corazón en ella
un
triángulo desde la frente y en el medio nada
mi ceguera ve lo que aquí se sabe
el cuerpo sigue sonámbulo la orden
telarañas
azules sobre el universo azul en un paraíso
sin escombros
golpeteo de voz sagrada sobre la
nuca
humildad
palabra inconclusa extravagante
llegar al otro lado no es cosa de todos los
días
el aliento se abre
con fe
yo pido.
∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞
∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞
mapa
su placer es
áspero
lleva el recuerdo en una mano
y agua en calma sobre el
pie
es precaria ceniza entre
las llamas
su cara un valor animal que sube por el cuello
un público dolor sobre ese
ojo
él nunca está afuera
igual que el frío
Del
Libro “Muda”. Ediciones del Dock, Buenos Aires 2018.
Patricia
Severin es poeta y narradora. Vive en la ciudad de Santa Fe, Argentina.
Publicó
en poesía: “La loca de ausencia”, Tierra Firme, “Amor en mano y cien volando”
(en coautoría), Tierra Firme, “Poemas con bichos”, primera edición Vinciguerra,
segunda Palabrava, tercera edición Ed. Del Dock., “Libro de las certezas”,
Grupo editorial Latinoamericano, “El universo de la mentira” y “Abuela y la
niña”, Palabrava.
Libros de cuentos editados: “Las líneas de la
mano”, U.N.L., “Sala de amor”, ASDE-Luz, “Helada negra” U.N.L.
En el género novela publicó:
“Salir de cacería”, Palabrava.
Ha
obtenido entre otros, el Primer Premio Alicia Moreau de Justo, Primer Premio cuento
Las Tierras Planas, Faja de Honor de la SADE en dos ocasiones, Prmio Poesía
Fondo Nacional de las Artes, con “Poemas con bichos” y Premio Municipalidad de
Buenos Aires.
Dirige
junto a Alicia Barberis Editorial Palabrava
Codirige LECTOBUS Alas de papel.
Codirige LECTOBUS Alas de papel.
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