Espiral de Saraswati

lunes, 18 de junio de 2018

PATRICIA SEVERIN: Libro de poemas "MUDA"

                                             
                                                                  En  estado de búsqueda
       
 Foto: Pablo Aguirre


                                                 
   Quizá por el porfiado  intento de inscribir los textos en una corriente determinada,  a medida que leía “Muda” sentía que el libro podría incluirse de alguna forma en la llamada poesía de pensamiento,  ligándose así a una tradición en la que aparecen  Joaquín Giannuzzi, Alfredo Veiravé,  Alberto Girri, Roberto Juarroz, Raúl Gustavo Aguirre y  Jorge Aulicino entre otros. En algunas partes de su anterior poemario “Libro de las certezas”, Severin trazó lineamientos de esta tendencia.   Incluir “Muda” en la corriente de la llamada poesía de pensamiento  probablemente se deba a “esa conciencia enfrentada al mundo” o a esa suerte de experiencia moral que los poemas expresan,  al menos tangencialmente,  o por  el hecho de que sean encaradas ciertas "condiciones de la época" no del modo directo giannuzziano pero sí dejándolo traslucir   al  permitir que  circunstancias de  una actualidad punzante    vulneren  a ese “yo” enunciativo.  Patricia Severin se trepa a su propia voz y escala y desciende caminos que la hacen encontrar y perder lo que persigue intermitentemente. La búsqueda parece ser  el motor en este conjunto de poemas marcados por el  relativo grado de síntesis expresada  en la brevedad de los títulos de los poemas y por una mirada comprometida sobre sí misma y sobre el mundo. El acto de mirar adquiere relevancia. Es una mirada a veces cargada de desconfianza, a veces lapidaria, cruzada por un impulso casi voraz de acceder a alguna forma de comprensión. La  voz no se dispersa ni se aleja del foco. Ausculta, entiende que la exactitud en la expresión es la clave para que no se desborde el vaso de la comprensión, siguiendo este propósito encontramos  en determinados tramos de los poemas enumeraciones en estilo casi telegráfico.  Ceñirse, ajustarse, no desmadrarse hacia los costados: Desde allí hay una propuesta estética, la poesía busca el centro para desentrañar la voz del mundo con su aspereza, su crueldad y su misterio.
   El libro está dividido en tres partes: Muda, Mudar, Mudanza. Como un dejo de declinación en latín los nombres de estas partes o capítulos toman la raíz de una palabra y la hacen declinar, así la palabra muta en sus terminaciones como va mutando esa voz que habla en estos poemas.  Se observan tres clases de palabras diferentes: Muda: Adjetivo – Mudar: Verbo -  Mudanza: Sustantivo.  El adjetivo cualifica y depende de un núcleo que  en algunas funciones es el sustantivo en lo que a gramática estrictamente se refiere. El verbo  funciona como núcleo del predicado, es el eje de estas divisiones, se ubica en el centro de esta tripartición, de modo que podríamos afirmar que  motoriza el cambio. El sustantivo es lo concreto y  es núcleo de varias funciones gramaticales. En este sentido el libro iría desde un parecer, desde una mirada cualificadora (el adjetivo) que a través de la acción (el verbo) llega a la sustancia misma (el sustantivo o lo sustantivo), a la médula, a lo tangible. El verbo  entonces es un tamiz, un puente entre dos instancias, la vida palpable en su accionar permanente. El camino de búsqueda quedó trazado: de la apariencia a la sustancia. Lo que se produce en un plano del lenguaje se articula con la significación de estos poemas. Por otra parte el número  tres es la representación simbólica de la expansión y del equilibrio, en la tripartición de esta obra se representa la superación de la dualidad  simbolizada por el número dos y, por lo tanto, metáfora de la tensión, de la lucha. La tercera parte es la instancia de trascendencia desde lo  interpretativo de ese nivel dual que contiene una tensión que  el número dos nunca resuelve. El número tres como  manifestación de lo que hace posible trascender el estadio de la lucha dual que  en caso de no aparecer puede conducir a la locura,  se resignifica en “Muda” por lo  claramente expuesta que está la exploración  hacia un conocimiento. Pero es preciso considerar  además que el libro está encerrado, quizá encapsulado en dos citas de Buda  propiciando de esta manera una lectura  impregnada por una tradición cultural-espiritual.
      La voz que habla estos poemas  se dirige hacia adentro pero vira y va de pronto hacia el mundo para mostrar sus costuras y sus despliegues de miseria. Este mirar es siempre reflexivo, especulativo. Se tiene la sensación de hundirse en la frondosidad. Para pensar estas voces es necesario ir atravesando distintas capas. Podría hasta decirse que hay cierto grado de inaccesibilidad al sentido en  algunos poemas. Con respecto a esa probable dificultad la respuesta es sí y no. El sentido suele difuminarse pero es posible llegar a él con una lectura que salga de los niveles de la superficialidad. “Muda”  y “Buda”: fonéticamente cercanos, casi especulares abren otras posibles asociaciones que vinculan el ejercicio poético con la filosofía. Aunque cabría preguntarse qué nos están diciendo estos juegos de sonoridades miméticas: muda, Buda, mudar, mudanza. Da la impresión de que las palabras pasan por el tamiz de su propia transformación, de su especial transmutación,  las palabras se deslizan desde un patrón que hace posible el cambio de significante con su consabido cambio de significado, como la vida misma que parte de un patrón y desde allí se ramifica o se modifica hacia su natural senda. Se trata entonces de  ir al encuentro del conocimiento a través del lenguaje. Qué se dice aquí. Qué no se dice. La significación de los poemas a veces obtura saludablemente el sentido. Como no es de fácil acceso,  allí parece estar la clave de la propuesta estética.  Desentrañar hondos significados sin una actitud simplista ante el lenguaje.
     Poesía especulativa, argumentativa con  un tono de cierta sobriedad en la expresión. Poemas iluminados por una luz que a veces ciega y otras abre el camino de la lucidez. Si nos atenemos a su estructura el libro en  su armado nos está haciendo un guiño, ya que al abrirse con la cita inicial de Buda sobre la vida y su accionar y los resultados de esas acciones,  sobre la construcción de la propia existencia,   señala  desde su inicio  un camino de reflexión.  Y  al concluir con otra cita del mismo autor queda señalado un  rumbo interpretativo.  Sin embargo los poemas fluyen y distintos sentidos se abren en  una y otra lectura, porque el libro  admite e invita a varias lecturas como de algún modo lo expresa Laura Yasán en la contratapa.
    “Muda” se presenta como una reflexión sobre la propia existencia pero es también una mirada hacia el mundo, no exenta de aspectos críticos. O  tal vez, mejor aún: un contrapunto entre la reflexión y búsqueda de sentido de la propia existencia y del mundo como una totalidad que pide ser descifrada. Así entra en un poema (Rock, pag. 16) la escena de Charly García tirándose a una piscina desde la ventana de un hotel que nos remite a un suceso ocurrido en lo real, lo referencial resulta inevitable, se deduce esto por el encuadre del poema, el indicio del título y la mención del primer nombre del músico,  episodio que puede funcionar como metáfora de la caída, del descenso humano en otro plano y no en el meramente físico. El mundo es también la ciudad, una ciudad post-industrial en la degradación de recursos, sobrecargadas de restos, residuos, sobrantes, “podredumbre”, humo, mugre (poemas pag. 18, pag. 31).
    En esta primera instancia de búsqueda en la propia existencia aparece un yo, una exploración  del yo emocional, una especie de “yo otro” al estilo de Rimbaud, un mirarse desde afuera como constatamos en uno de los  poemas el  yo  aludido tiene nombre, el nombre de la autora: Patricia. En el movimiento de mudar, de mutar la voz que poetiza gira y se ubica en un afuera como un recurso más de búsqueda en la tentativa de alcanzar una comprensión. El yo intenta definirse en medio de este decir y no decir, de este decirse, nombrarse y abarcarse en su identidad en varios aspectos como puede leerse en el poema de la pág. 26.
    En el poema final se expresa la imposibilidad de recordar y de decir: Lo que no se ha dicho está cargado de sentido y lo que se ha dicho también. Las dos caras de una misma moneda simbolizadas en dos citas que enmarcan un libro. Se ha puesto en escena entonces el gran dilema de la poesía: el silencio y la palabra como materia de indagación en primer plano.
  Hacia el final del libro nos encontramos con  acotaciones y asteriscos  indicadores de otras filiaciones y marcas  que nos remiten a  diversas autorías. Textos sagrados de tradición espiritual y textos poético-literarios. No olvidemos que este libro está encerrado entre dos citas de Buda, lo que como ya dije instaura su contenido en  una sólida tradición. Con estas marcas el libro se encripta de otra manera, aunque señale un afuera que  indica una filiación poética,   señala asimismo que  tiene además  una pertenencia a una  forma particular de ver el mundo, a una cosmovisión determinada, a una mirada  personal que está reforzada doblemente en el uso de las citas de apertura y cierre del volumen.  Patricia Severín en “Muda” con sus distintas capas  ha creado una espesura que le da carácter y nos remite a varias significaciones y a ciertos lenguajes cifrados. Estamos frente a una especie de superposiciones de sentido que le otorgan mayor connotación.
   Todo el libro tiene un cierto carácter de “manifiesto” (en algún poema hacia el final leemos la palabra “testimonio”), manifiesto antes que nada de una interioridad, por esa indagación  constante y reflexiva, un libro que va desde el grito en el primer poema hasta el olvido en el último y en entre esos dos extremos se encuentra la poesía en estado de fluctuación, búsqueda, de transmutación continua, en esta especie de  apuesta decisiva, en este balance sobre las propias cualidades personales y sobre la mirada interior y la mirada hacia afuera. El movimiento de mudar y mutar también se aplica a este ir y venir desde el adentro hacia afuera y viceversa. (Poema pag 24). El saber y el no saber especialmente en la tercera parte en esa persecución del conocimiento y el autoconocimiento se profundizan, sin embargo  lo que cierra  por fin este trayecto es la nostalgia por una palabra olvidada como si lo olvidado contuviera las claves esenciales y sólo quedara la pérdida, el extravío: corolario final y también, a la vez, como la puerta que se abre a nuevas e infatigables indagaciones.
    
                         
Selección de poemas:
                                  
                                diccionario

                             un pájaro no es un gato
y puede diferenciar muy bien
su cardenal en jaula
de la mirada en acecho desde el tapial
o contestar pereza con prontitud
/algunas cosas no tienen duda/
la dificultad  reside en las sutilezas
cuando dice /por ejemplo/
: he amado hasta la asfixia
algo estalla cuando dice
: su corazón de ciénaga
algo acecha desde el tapial

          
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                                         no
                       no quiero que nadie vea
                       si deambulo por la casa
      el zumbido de las moscas     no me da respiro
     desespero al no sabe qué escribiré mañana
las palabras se hacen humo   las invento    las olvido
                      hay algo triste en mí
         una especie de compasión barata
             después brota en el atardecer
la conmiseración (qué palabra tan larga    tan inútil)
          ni siquiera un vestigio de congoja
              nos secretea luz en la mirada
          no puedo huir         no tengo a otra
los vándalos pasan por la calle     sus pisadas arrasan con el cuerpo
                             aniquilan lo que no se ve
                entonces robo ( eso sí)  de buenos libros
las palabras que jamás se me ocurren    las que no puedo decir
                                   las que no debo

                     ∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞
                                
                                          Mudar

                                           I
                         un milagro modesto
                         y aún podré llegar
      aunque en el campo haya sequía
y ya nadie crea en la señora               que subraya las cuentas en rojo
                                       con su lápiz labial
                         iré al mar cuando cese de llorar
             me dijeron/por allí no hay agua muerta/
          sólo un paraíso de humo y un aire denso y liviano
                      cargado de poemas
               en demolición subterránea está mi corazón
                            y quizá no llegue a tiempo


                                          II
                                crujidos de huesos
                fardos de cemento se disparan hacia aquí
                             hacia aquí
                    donde el ganado se junta vitoreando
                        quién sabe a quién
                    dan ganas de subir     ¿a dónde?
                serpiente y serpentina son la misma cosa
         manchas mostazas oscurecen cualquier vestigio
la patria/escozor famélico  vitoreando alrededor de la plaza/

                                             III
                             por fin llegamos    
                   íbamos a tientas en el polvo
              nuestra voz/pausa de algodones/
              alambres prensados con la lengua
                                 llegamos
             nos pusimos la ropa de todos los días
            el trigo fue humareda en las banquinas
                    la tierra se salió de cauce
                     pero por fin llegamos
arañando raíces con la lengua/abriendo surcos en el amanecer
    el mar estaba quieto/allí/en donde quedan los mares

                                             IV
            mi corazón se acomodó bajo la tempestad
                        que no termina nunca de pasar

                                ∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞


                                                       enseñanzas

                       los ojos vendados     la negrura
              la mano izquierda      el corazón en ella
un triángulo desde la frente y en el medio nada
              mi ceguera ve lo que aquí se sabe
          el cuerpo sigue sonámbulo la orden
telarañas azules sobre el universo azul en un paraíso
                            sin escombros
               golpeteo de voz sagrada sobre la nuca
    humildad      palabra inconclusa          extravagante
    llegar al otro lado no es cosa de todos los días
                          el aliento se abre
                                  con fe
                              yo pido.

                      ∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞


                                       mapa

                                        su placer es áspero
                    lleva el recuerdo en una mano
                    y agua en calma sobre el pie

                    es precaria ceniza entre las llamas
                   
                   su cara    un valor animal     que sube por el cuello
                   un público dolor sobre ese ojo

                   él nunca está afuera
                   igual que el frío


          



Del Libro “Muda”. Ediciones del Dock, Buenos Aires 2018.


                      



Patricia Severin es poeta y narradora. Vive en la ciudad de Santa Fe, Argentina.
Publicó en poesía: “La loca de ausencia”, Tierra Firme, “Amor en mano y cien volando” (en coautoría), Tierra Firme, “Poemas con bichos”, primera edición Vinciguerra, segunda Palabrava, tercera edición Ed. Del Dock., “Libro de las certezas”, Grupo editorial Latinoamericano, “El universo de la mentira” y “Abuela y la niña”, Palabrava.
Libros de cuentos editados: “Las líneas de la mano”, U.N.L., “Sala de amor”, ASDE-Luz, “Helada negra” U.N.L.
En el género novela publicó: “Salir de cacería”, Palabrava.
Ha obtenido entre otros, el Primer Premio Alicia Moreau de Justo, Primer Premio cuento Las Tierras Planas, Faja de Honor de la SADE en dos ocasiones, Prmio Poesía Fondo Nacional de las Artes, con “Poemas con bichos” y Premio Municipalidad de Buenos Aires.
Dirige junto a Alicia Barberis Editorial Palabrava
Codirige LECTOBUS Alas de papel.