Coincidentemente con este conjunto de poemas de Loreley El Jaber que acabo de leer, vienen ahora a mi memoria unos relatos de Raúl García Luna. Recuerdo que en la presentación del libro le hice a Raúl un comentario. El libro era una serie de cuentos cuyas situaciones transcurrían todas en la playa. Y yo le dije: La costa es el espacio de la juventud. A él le pareció un acierto. La playa nos trae de inmediato la idea de goce, expansión, libertad. El libro de poemas de Loreley El Jaber se titula justamente La playa y es el escenario en el que se despliegan estos textos sutiles, sugerentes, hondos al mismo tiempo, en muchos de ellos hay un regreso a la infancia y a otras etapas de la vida. Loreley es doctora en letras, una joven investigadora universitaria, brillante, con un extenso currículum, su poesía habla de la niñez, de la juventud o de un momento que de alguna manera asociamos con lo ligero e inapresable. La playa, el mar, la costa convocan la calidad de escurridizo o evanescente mientras la escena comprendida en cada uno de los poemas es irrepetible, a veces, contundente; se trata de una gran presencia recortada en medio de esa inmensidad que puede ser el océano, la vida. El contraste está dado entre el peso de la escena que se nos vuelve única y todo lo otro que la rodea como una orilla de mar, agua cambiante, inquieta, inabordable. Aún así cada escena tiene cierta cualidad de incertidumbre. Intensidad y vacilación en perfecto equilibrio.
LA PLAYA (Acto I)
En el fondo, el mar
digamos azul, digamos fulgurante
A un costado, una mujer morena
casi desnuda
le regala al sol su piel y relame la sequedad de sus labios
Lejos, casi en diagonal, su hija trae agua
para un pozo de arena que no se deja llena
La mujer, digamos la madre,
olvidada de su rol, deja la bikini en la lona
y decide ponerse boca arriba
Una vez que su pecho empieza a ser carcomido por el calor
aparece un hombre nadando mar adentro
Entre gota y gota de sudor, resbala su cabeza a un costado
entonces lo ve
sonríe
y
juguetona como es
quita toda tela de su cuerpo
Desnuda, morena, soleada
la mujer vuelve a mirar hacia el mar
pero esta vez no ve nada
En esa dirección sólo está la niña
que ha empezado a imitarla
Sobre la arena, su cuerpo virgen se revuelca
de pronto la saluda
y ríe
Pero ella no ve el brazo agitándose
ni el balde cansado cerca del pozo
ni la malla enteriza convertida en almohada
Sus ojos sólo alcanzan el mar que se ha vaciado de brazos
y reniegan de ese implacable azul uniforme
que interrumpe su proyectado goce
Entonces la mujer ve
ve a la niña
ve las mallas que ambas empiezan a ponerse
ve el sol que ha dejado marcas rosas en su piel oscura
ve el mar tal como es, sin manchas, y saluda a la hija
/y saca el libro de su cartera y
ordena la imagen.
-de La Playa- Loreley El Jaber. Ed. Viajera-Bs.As. 2010-
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Loreley El Jaber nació en Buenos Aires en 1972. Es Doctora en Letras, docente de Literatura Argentina en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Ganó becas de investigación en el área de literatura colonial, campo en el que se desempeña actualmente como investigadora del Conicet. Publicó ensayos en revistas especializadas nacionales y extranjeras. Junto con Graciela Batticuore y Alejandra Laera, compiló el libro Fronteras escritas. Cruces, desvíos y pasajes en la literatura argentina.
En cuanto a la poesía, ese placer fue siempre algo privado o tan sólo compartido por una muy pequeña comunidad de amigos. Recién cuando el año en el que vivió en Estados Unidos, se decidió y envió algunos poemas a la revista literaria Contratiempo de Chicago, que publicó dos de sus poemas en marzo de 2007. Desde entonces la decisión de concretar el deseo del libro fue un motor, un proyecto que alimentaron todos los que leyeron sus versos.
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