Tuve la fortuna de leer a Susana Aguad antes de conocerla personalmente. Había leído su libro de cuentos “Extraña Europa” y me había gustado tanto que quedé atrapada por los climas y esos personajes marcados por la perplejidad y el desarraigo. En sus relatos prevalecen un tono de incertidumbre y una cierta melancolía y sus personajes están siempre allí mirando alguna clase de orilla que se encuentra lejos. Entonces una noche en una lectura pública escuché que la nombraban y me acerqué. Tuve suerte: la persona real estuvo a la altura de la calidad de sus cuentos. En este relato que sigue a continuación aparece esa pulsación exacta entre lo dicho y lo callado y, por supuesto, la continuidad de aquel clima que me atrapó.
TANTE LISBETH
Nunca se me ocurrió pasar por la estación de trenes en el horario de trabajo de tante Lisbeth, que es vieja y todavía trabaja. No quiero verla con su uniforme de limpiadora de letrinas, sino con un vestido limpio, impecable, como en su casa, donde le alquilo una habitación. De modo que subo al tranvía sólo por pasearme, después de mi trabajo en la carnicería de Franz, y podría pasar a verla, pero no lo hago. Veo, cada tarde, las calles muertas, las casas grises manchadas por el smog. Veo a los turcos dirigiéndose a sus hospedajes. Los veo cuando van en el tranvía al hospital, muy a menudo, con sus caras patibularias que parecen salidas de Los mendigos, de Brueghel, un cuadro que vi en el Louvre antes de embarcarme para Alemania. Todavía no he cruzado una palabra con un turco. ¿En qué idioma lo haría? Turquíshe Gastatte es lo único que sé decir.
El lunes agredieron a Lisbeth. Estaba limpiando el excusado de la galería de la estación, en el que todavía el excremento de paloma del último verano era tanto, y estaba tan endurecido por el frío y aplastado por las pisadas, que formaba una alfombra sólida y gruesa. El olor era insoportable. Lo sé porque después del hecho, después de la terrible vejación que sufrió Lisbeth, entré allí, y salí maldiciendo, asqueado. Antiguamente las casas tenían excusado y un pico por piso para proveerse de agua. Pero es increíble que aún ahora subsistan esos pozos, que no haya un baño decente en la estación, provisto de lavatorio y agua suficiente. No es que les falte dinero para hacerlo.
Los skinheads que agredieron a Lisbeth lograron escapar. Querían encerrarse en el retrete y se toparon con la vieja tía. La desalojaron a patadas y sus gritos alertaron a los guardias. Ella les dio el teléfono de la carnicería y yo llegué a la estación con mi patrón que cerró el boliche y me llevó en su coche. No puedo describir el estado en que encontramos a Lisbeth. Tan mal estaba que me pasé dos días al lado de su cama. Pensé mucho en mamá y era como si la estuviera cuidando a ella. Una noche se me ocurrió escribir un poema, y me salió la letra de un tango. Decidí no intentar nuevamente. Hoy quise esbozar el argumento de un cuento y resulta que ni siquiera logro mover la mano para escribir una línea que tenga que ver con la ficción, con algo inventado, imaginado. Le digo a mi amigo Thomas, que siempre se ríe de los argentinos, que me siento perdido en su tierra y lo toma como una ofensa, pero riéndose un poco, y sugiriéndome que me tire un lance con una alemanita de las que van a patinar al lago Werden. Eso de estar tan ceñido por la realidad, y no pensar más que en los objetos y las personas reales, me tiene preocupado. No soy capaz, actualmente, de imaginar un domingo de sol porque aquí siempre llueve, o un pedazo de tierra donde clavar mis banderitas porque ¿dónde está la tierra?
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Susana Aguad nació en Córdoba, y reside actualmente en Buenos Aires.
Es autora de dos novelas, Herrumbre y oro (Editorial Letra Buena,1992) y Detrás del muro (Ed.Grupo Editor Latinoamericano 1999). Su libro de cuentos Extraña Europa fue publicado por Ediciones Corregidor en noviembre de 2002. En marzo de 2006 publica Ayer – cuentos y relatos- (Editorial Biblos) Jardín Nocturno, cuentos- fue editado por Sigmur en noviembre de 2008.
- Extraña Europa recibió una Mención Honorífica en el certamen literario Premio Especial Ricardo Rojas, bienio 2001-2003
-Varios de sus cuentos obtuvieron premios literarios entre otros Misterio cruel, segundo premio en cuento en el certamen Nacional Junin, 2004.
-Ha colaborado en la revista Ñ de diario Clarín con notas sobre Dostoievski, Faulkner y Proust.
Sus cuentos aparecieron en numerosas antologías, entre ellas las siguientes:-
- Convergencia Nacional de Cuentos-JuninPais 2004
- Antología Internacional S.A.D.E.-Cuento Breve-2005
-XII Certamen Internacional de Poesía y Narrativa Breve-Editorial Nuevo Ser-2006
-Narrativa argentina contemporánea- Editorial Arte-2006
-Literatura argentina contemporánea- Instituto Cubano del Libro-2007-
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